terça-feira, 17 de agosto de 2010

EL TIEMPO QUE NO SE PERDIÓ

No se cuentan las ilusiones
ni las comprensiones amargas,
no hay medida para contar
lo que no podría pasarnos,
lo que rondó como abejorro
sin que no nos diéramos cuenta
de lo que estábamos perdiendo.

Perder hasta perder la vida
es vivir la vida y la muerte
y no son cosas pasajeras
sino constantes evidentes
la continuidad del vacío,
el silencio en que cae todo
y por fin nosotros caemos.

¡Ay! lo que estuvo tan cerca
sin que pudiéramos saber.
¡Ay! lo que no podía ser
cuando tal vez podía ser.

Tantas alas circunvolaron
las montañas de la tristeza
y tantas ruedas sacudieron
la carretera del destino
que ya no haya nada que perder.

Se terminaron los lamentos.

(Pablo Neruda)

Nenhum comentário:

Postar um comentário